En el inventario de daños de la saliente AN destaca el uso del terror psicológico para generar conmoción

Prensa (AVN/ 04.01.21).- El accionar de la mayoría parlamentaria de derecha que presidió la Asamblea Nacional desde 2015 afectó principalmente a la esfera social del país con sus planes de agresión económica, política y bélica que quedaron al descubierto a lo largo de cinco años.

Un sin fin de elementos fueron parte de la guerra multiforme y no convencional fueron promovidos de manera simultánea para condicionar la vida de la población.

Entre los daños destaca el manejo del valor referencial del dólar a niveles que permitieron el vertiginoso incremento inflacionario de los precios para mermar la calidad de vida de la población.

Asimismo, el uso del terror psicológico para generar conmoción, apoyados por grandes plataformas mediáticas que con campañas de manipulación deformaron la realidad del país.

La vocería de los dirigentes políticos de la AN saliente, se valieron de las redes sociales para promover permanentes campañas que reforzaron el discurso de una supuesta "crisis humanitaria, política y social".

Estos escenarios fueron el preámbulo para que el diputado Juan Guaidó y sus aliados, quienes administran desde 2018 sumas millonarias del desfalco de la nación, puedan mantener la falsa imagen internacional de un "gobierno de transición".

Violencia económica

Vale recordar el ataque a la moneda nacional del año 2016. Bajo la sombra de la hiperinflación inducida, Venezuela comenzó a ser objeto de la extracción de los billetes de mayor denominación, los de 50 y 100 bolívares.

De acuerdo con investigaciones, estos billetes eran utilizados por mafias internacionales para imprimir dólares falsos sobre el papel moneda venezolano.

Más de 300 mil millones de bolívares en billetes de Bs 100 fueron encontrados en almacenes colombianos, específicamente en Cúcuta, Cartagena, Maicao y Bucaramanga.

En condiciones normales 70 % del dinero que el BCV entregaba a la banca retornaba al sistema financiero, por el ataque desmedido de la extracción los niveles de retorno llegaron hasta el 5 %, haciendo insostenible la circulación de la moneda nacional.

Debido a la falta de efectivo por la extracción de billetes hacia Colombia y otros países, entró en vigencia en 2018 el actual cono monetario, estas nuevas unidades también han sido objeto del perverso proceso de extracción.

Este mecanismo busca romper el funcionamiento normal de la circulación de papel moneda en Venezuela, y origina la escasez de efectivo en la calle afectando directamente a los consumidores.

La escalada alcista del dólar paralelo que disipó los precios hasta el umbral de la hiperinflación, puso en evidencia los planes conspirativos sobre la moneda de nacional y la dolarización de la economía de facto impuesta que fue incrementándose durante el último lustro.

Entre mayo de 2017 y abril de 2018, el aumento del patrón tenía la intencionalidad de implosionar al bolívar.

De acuerdo con los datos de la publicación Venezuela en Cifras 2018, del ministerio de Planificación, previo a la implementación del programa de recuperación, crecimiento y prosperidad económica, entre mayo y noviembre del 2017 el dólar paralelo aumentó 377 %, seis meses después la agudización del diferencial fue elevado en un promedio de 710 %, mientras que entre abril y julio del 2018, llegó a aumentar el precio hasta en un 3596 %.

Violencia política

En este contexto de guerra económica la ultraderecha utilizó la violencia política en las calles para generar una espiral fascista que derivara en una guerra fratricida.

Entre abril y junio de 2017, la apuesta por la violencia dejó 80 víctimas fatales, 54 no eran parte activa de las manifestaciones convocadas por la derecha en la AN contra el Gobierno.

Mientras estos eventos ocurrían, la implementación del bloqueo progresivo por parte de los factores externos ejercían la más férrea contención a las contraofensivas del gobierno nacional en favor de la protección del pueblo.

Los centros imperialistas de poder buscaron la manera de oprimir y condicionar a la población mediante los sabotajes aplicados a la industria petrolera y a la energía eléctrica.

Desde 2018 el país ha sufrido constantes ataques terroristas directos al sistema eléctrico nacional. Cuatro agresiones de grandes magnitudes se suscitaron solo en el mes de febrero de ese año.

Para el 2019, se incrementaron los atentados a las estructuras de transmisión de manera directa y progresiva con la intención de socavar la gobernabilidad, la estabilidad política y la cohesión social.

El mayor ataque ocurrió el 7 de marzo, cerca de las 5 de la tarde, momento en el que se produjo la caída de los sistemas esenciales de suministro eléctrico del Guri, que proporciona más del 80% de la energía al territorio nacional.


El apagón que fue súbito y general se produjo por un ciberataque mediante el uso de aparatos de pulso electromagnético controlados desde las ciudades estadounidenses de Houston y Chicago.

Los ataques terroristas también alcanzaron las refinerías petroleras del país. Pasando por la afectación del sistema productivo, con la imposibilidad de brindar el mantenimiento preventivo y adecuado producto del bloqueo, hasta llegar a ataques los armados las plantas de Amuay y El Palito, en 2020.

Para asfixiar al pueblo y obtener el poder político, apoyaron la reactualización de las medidas coercitivas unilaterales del gobierno de Estados Unidos, que forzaron la paralización la actividad de toda la industria con un elevadísimo costo social y económico para el país.

El presidente de la República, Nicolás Maduro, informó que según estudios independientes se estima que las sanciones fueron responsables de aproximadamente 58 % de la caída total de la producción de Pdvsa.

"El ingreso no percibido por la República debido a la caída de la producción petrolera entre 2015 y 2019 se ubica en el orden de los 65 mil millones de dólares", refiere nota de prensa de Pdvsa.

El pueblo venezolano apoyado por el Gobierno revolucionario ha logrado por la vía de los hechos demostrar que la ultraderecha solo utiliza un poder simbólico.

Las sanciones han dañado directamente al pueblo que aun en medio de las dificultades confía en la democracia y sus instituciones como la única forma de solución política.

Foto: Gustavo Salazar