El 5 de julio de 1811 en la voz de sus protagonistas


5 de julio de 1811. Óleo de Juan Lovera, 1838. Colección Palacio Municipal de Caracas
Igualación de los pardos, punto más neurálgico entre diputados, si se declaraba la Independencia

Prensa MPP- Despacho (Ricardo Antequera/ 29.06.21) El 5 de Julio de 1811 el Congreso de las Provincias Unidas declaró la Independencia de Venezuela. El cuerpo colegiado integrado por 43 diputados de las provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y Trujillo, después de un extenso debate se deciden por declarar la Independencia y fundar efectivamente la República en Venezuela. El acta de la Declaración de la Independencia se comenzó a redactar ese mismo día, para comenzarse a firmar dos días después. En diciembre de ese mismo año de 1811 quedaría sancionada la Constitución que le dio vida política a la República de Venezuela.

Leyendo el Libro de Actas del Congreso en la sesión del 3 de julio de 1811, podemos apreciar que en el discurso de algunos diputados estaban presentes los temas más importantes en torno a la Declaración de la Independencia. En materia de política exterior a algunos diputados les preocupaba la posición que tomaría el reino de la Gran Bretaña con respecto a la Independencia de Venezuela. Recordemos que desde el año 1808 Inglaterra se había erigido como protectora de los intereses del monarca español detenido en Bayona, y dirigía las fuerzas restauradoras en la Península Ibérica. Esa preocupación era lógica en materia internacional ya que Inglaterra representaba uno de los poderes que regía el orden mundial en aquella época.

Sin embargo el tema que más llama la atención en la lectura de los debates parlamentarios, es en materia de política interior. Hubo diputados que veían con preocupación la igualación de los pardos si se declaraba la Independencia, y definitivamente ese punto fue más neurálgico que la posición de Inglaterra, porque se observa claramente que con la Declaración de la Independencia no se buscaba establecer una sociedad diferente a la sociedad colonial, el inicio de la Guerra de Independencia le dio cuanta a la historia de ese planteamiento: fueron los pardos y los negros lo que dieron al traste con el proyecto de República fundada el 5 de Julio de 1811. En esta oportunidad queremos acercarnos a ese día fundacional de nuestra República, oyendo la voz de sus protagonistas. Extrayendo fragmentos del Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela, durante los debates del 3 y 5 de julio de 1811, observaremos las ideas de aquellos venezolanos que se decidieron a Declarar la Independencia, y rompieron con trescientos años de dominación española.

Sesión del 3 de julio

"En la mañana de este día reunido el Congreso en su sesión ordinaria, menos los señores Ustáriz, Méndez de Guasdualito, Alvarado, Delgado, Rivas y Briceño de Mérida.

Hecha moción por el señor Presidente, de ser llegado ya el momento, y apoyada por muchos señores se procedió a discutir sobre la Independencia: abrió el debate el señor Cabrera, proponiendo que debía tratarse antes que todo, si es ahora o no oportuna esa declaración, pues antes de sancionarla, creía que era necesario dar las razones que nos asisten de Justicia y necesidad, y que estando ya de hecho en posesión de nuestra Independencia, debe proceder a la declaración legal, la de que el Pueblo de Venezuela, recobró desde el 19 de Abril todos sus derechos y soberanía: que esta declaración debía en su opinión ser previa a la de la Independencia y pidió que se votase antes sobre ella para proceder".

"El señor Cova. Yo creo, dijo, que son soberanos los Pueblos que tuvieron razón y autoridad, para deponer y arrojar de si sus tiranos: si esto hizo el de Venezuela, no hay ya la menor duda que es Soberano, y siéndolo, como lo es de hecho el Pueblo, que representamos, los somos sin duda nosotros: falta sin embargo el acto que declare que lo somos de derecho (...)".

"El señor Tovar alegó de que no había el menor indicio de que los Estados Unidos dejasen de reconocernos, pues su agente acerca de nosotros, había manifestado abiertamente la necesidad que teníamos de declararnos Independientes. Ningún pacto tenemos celebrados con la Inglaterra, continuo el Orador, que se oponga directamente a esto. Cuántas veces ha considerado y discutido esta materia el Congreso, ha creído que debíamos ser Independientes; y es la prueba, que ha comisionado algunos de sus miembros para el proyecto de una Constitución democrática, y esto no puede conciliarse con Fernando 7º: desde el 19 de Abril debimos y quisimos ser Independientes; pero por razones políticas se difirió a nuestro pesar esta resolución: ha llegado el tiempo; y si los Ingleses se resisten, darán a entender que calculaban poco generosamente sobre nuestra debilidad y buena fe. Creo, pues, que estamos en el caso de declarar la Independencia".

"El señor Peñalver tomó la palabra. Nuestros derechos no se datan de la jornada de Bayona; mucho más antigua es la historia, que vamos hacer valer; pero la fuerza nos había imposibilitado hasta ahora todos los recursos. Es una verdad inconcusa, que los Pueblos tienen un derecho para variar su gobierno, cuando es tiránico, opresivo y contrario a los fines de su Institución; y que los Reyes no tienen otra autoridad, que la conveniencia de los Pueblos. (...) Es innegable que tenemos derecho para ser libres e Independientes y que sobre estos principios, vamos a formar una Constitución Republicana: los señores Miranda y Yánez han demostrado bien que esta es incompatible con los Reyes. Venezuela ha recobrado ya irrevocablemente su Soberanía y ha constituido su Gobierno bajo diversos principios: a nadie nos sometimos el 19 de abril, y solo reconocimos condicionalmente a Fernando 7º. La condición de Fernando que anunció la Inglaterra, para reconocernos, puede encubrir miras contrarias a nuestros verdaderos intereses e incapaces de verificarse sin nuestra destrucción o servidumbre. (...)".

"El señor Miranda, cuyo discurso no pudo tomarse literalmente por un accidente imprevisto, sostuvo la necesidad de la Independencia, con razones muy sólidas, que formaron un enérgico y largo discurso. Una de las principales en que apoyó su opinión, fue la ambigüedad, que nuestra conducta inducía en los cálculos de la Inglaterra y demás potencias capaces de auxiliarnos: todas ellas, dijo, quieren saber positivamente cual es el verdadero estado de nuestras relaciones con otra potencia a que hemos estado unidos hasta ahora, para no exponerse a armarnos contra ellos mismos, si el orden de los acontecimientos nos vuelve a unir de grado o por fuerza con la España. En el estado en que nos hallamos, no puede contar seguramente la Nación que nos auxilie con nuestra reciprocidad, cuando ella necesite de nosotros tal vez contra la España, cuyos derechos no hemos aún desconocido solemnemente. Debemos ser Independientes, correr los riesgos y gozar las ventajas de tales, para que puedan formarse con nosotros pactos seguros, que no sirvan, para engrosar directamente las fuerzas de la otra Nación, contra la que nos auxilia. De otro modo sería pretender que robusteciesen ellos mismos el brazo, que tarde o temprano viniese a esgrimir contra ellos las Armas, que también nos habían dado. Esta razón, creo, que debe influir muy poderosamente a favor de nuestra Independencia".

"El señor Maya de La Grita. Varias veces se ha discurrido en esta Asamblea, sobre el presente asunto, y en las mismas he alegado muchas veces que me persuaden, no debe declararse la Independencia. (...) Solo añadiré a ellas que no considero al Congreso con facultades para esta declaratoria; porque la convocación hecha a los Pueblos, fue, para que eligiesen sus representantes para formar el Cuerpo conservador de los derechos de Fernando Séptimo, y a este objeto por consiguiente, contrajeron ellos su voluntad expresada, como se puede ver en las credenciales de cada uno de los Diputados. Siendo, pues, la declaratoria de la Independencia una mutación sustancial del sistema de Gobierno adoptado por los Pueblos en la constitución de sus representantes, necesitan estos una manifestación clara y expresa de aquellos, para obrar conforme a sus poderes, y dar a este acto todo el valor y legitimidad, que el exige".

"El señor Yánez. Al considerar las varias y poderosas razones, que ha expuesto el señor Diputado del Pao, para que Venezuela declare solemnemente su libertad e Independencia en este día (...) Yo creo que el señor Miranda, ha probado y aun demostrado, que hace muchos días podíamos haber declarado nuestra Independencia, y que en el día es de absoluta necesidad, por las graves circunstancias de que nos hallamos rodeados".

"El señor Roscio. La Independencia consiste en no depender de ninguna Nación extrajera, y no como ha dicho el señor preopinante en la abolición del Gobierno Monárquico, y establecimiento del Republicano; los obstáculos que pueden oponerse a esta Independencia, no creo que son los inconvenientes externos, que hasta ahora se han apuntado por los anteriores oradores, sino los que nacen de las circunstancias mismas, en que se hallan algunos Pueblos de Venezuela que aún no se nos han unido; Maracaibo, Coro y Guayana, por cuya unión y felicidad suspiro, quizá se alejarán de nosotros más que nunca , y los tiranos que las dominan, se aprovecharan de nuestra declaración, para hacernos ver con horror y execración; ellos nos harán juzgar en estos países desgraciados, como unos rebeldes, que abusando del nombre de Fernando 7º han hecho de él un fantasma, para encubrir su desenfreno, y como unos malvados, con quienes jamás se podrá tener una verdadera amistad y unión. (...) Yo creo que la América, y principalmente Venezuela, procedieron con ignorancia, jurando a Fernando 7º y no declarando su absoluta Independencia, inmediatamente que se verificó en España la revolución, que la ha conducido al triste estado en que ahora se halla (...)".

"El señor Miranda. Esta discusión es la más sabia e importante, quizá que la América Española ha presenciado desde la triste época de su Esclavitud, nos demuestra que casi todos los miembros del Congreso, convienen en la utilidad y ventajas, que nos resultan de la pronta declaración de nuestra Independencia (...)".

Sesión del 5 de julio

"Abrió la sesión el Presidente privadamente evacuando el informe sobre la consulta al Ejecutivo acordada el día anterior para oír su dictamen sobre la declaración de Independencia y expuso que su parecer era que se resolviese cuanto antes (...) que el Ejecutivo la creía necesaria ahora para destruir de una vez la ambigüedad en que vivíamos y trastornar los proyectos que asoman de nuestros enemigos muy de acuerdo con la fuga de Montenegro".

"El señor Miranda apoyó la opinión del Ejecutivo con razones muy sólidas haciendo valer las noticias que acababan de recibirse sobre el estado político de la Europa (...) por lo que era preciso tomar una resolución clara y firme que nos salve para siempre o nos sacrifique a todos para la felicidad de la Patria".

"El señor Paul. Propuso que era muy del caso hacer una ley previa para contener los excesos con que la ignorancia, confundiendo la Independencia con la licencia, la insubordinación y el libertinaje pudiese convertir en daño nuestro los efectos de esta resolución: apoyola (sic) el señor Briceño de Mérida añadiendo que aunque las discusiones sean públicas, sea secreta la votación para impedir los involuntarios excesos que el Pueblo en su entusiasmo puede cometer contra el decoro de este lugar sagrado por su anterior destino, y sagrado por el que ahora tiene".

"El señor Unda. (...) Guanare a quien represento no se tenga por obstáculo para la Independencia cuando se crea necesaria (...) bajo estos datos garantizo la voluntad de Guanare a favor de la Independencia supuesta la sanción del Congreso sobre su necesidad y oportunidad. Suscribo, pues, a nombre de Guanare la Independencia absoluta de Venezuela".

"El señor Maneiro. Soy el que llevó a Margarita la noticia de la resolución de Caracas el 19 de Abril: los que entonces se adhirieron a ella, y ahora me han constituido su representante conocían entonces como ahora la caducidad de los derechos de Fernando: siguen a Caracas y la seguirán siempre, y yo a nombre de ellos suscribo a la Independencia".

"El señor Presidente Rodríguez: yo me lisonjeo de que Santa Fe reconocerá inmediatamente nuestra Independencia y que dándole Caracas el ejemplo, ella misma la declarará. (...) El mismo diputado continua (...) Los Pueblos que nos han constituido sus representantes, tendrán el mayor júbilo en verse libres y exentos para siempre de una Dominación tiránica. Nuestras facultades son ilimitadas en todo aquello que propenda a la felicidad de nuestros comitentes: en obsequio, pues, de los que tengo el honor de representar, considero que este es el momento de declarar nuestra absoluta Independencia".

"El señor Alcalá. Caracas verá en fin el complemento de sus votos y el término de sus deseos. El día cinco de Julio tendrá un lugar muy distinguido entre los fastos de Venezuela. (...) Este será el momento en mi concepto que estrechará la unión y la concordia entre todos los habitantes de estos Países".

Declaración de la Independencia

"El señor Presidente pidió razón de las excusas de los ausentes y se leyeron las de los señores Ponte, Quintana, y Ustáriz, Mendoza y Hernández como enfermos, y el señor Méndez que se había presentado a la sesión habló así".

"El señor Presidente. Creyendo suficientemente discutida la materia llamó la atención del Congreso para una resolución tan ardua e importante y trascendental; y propuesta después la votación fueron casi unánimes los sentimientos, a excepción del señor Maya de la Grita por las razones que había alegado anteriormente del Congreso, y el señor Presidente anunció declarada solemnemente la independencia absoluta de Venezuela; cuyo anuncio fue seguido de vivas y aclamaciones del Pueblo espectador tranquilo y respetuoso de esta augusta y memorable controversia".

El mismo 5 de julio en la tarde, el Congreso volvió a sesionar para acordar lo referente a la redacción y firma del Acta de la Declaración de la Independencia. Fueron comisionados para la redacción del acta Juan Germán Roscio, para la asignación de la Bandera y Cucarda Nacional a los señores Francisco de Miranda, lino de Clemente y José de Sata y Busy, y para la fórmula del juramento al señor Felipe Fermín Paul. Finalmente refrenda el acta de la sesión del 5 de julio el diputado Juan Antonio Rodríguez Domínguez, Presidente del Congreso.

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