20FEBRERO1859 En la guerra social el pueblo abraza la bandera de la Federación


Zamora dirigió la guerra Federal donde prevaleció la guerra de guerrilla como táctica de combate

Prensa MPP- Despacho (AHM-RA/ 20.02.21).- El 20 de febrero de 1859 fue proclamada la Federación en Coro. El general Ezequiel Zamora dirige la lucha como jefe de operaciones del Ejército Federal de Occidente. En su proclama presenta el programa político de la Federación: libertad de prensa, inviolabilidad del correo, abolición de la pena de muerte por delitos políticos, prohibición perpetua de la esclavitud, y pleno ejercicio de la democracia a través del sufragio universal y respeto al principio alternativo.

A pesar que las campañas de prensa lo calificaban como un bárbaro, su programa era moderado. El general Zamora protagonizó dos guerras civiles (la Rebelión Campesina en 1846 y la Guerra Federal en 1859) para establecer en Venezuela una República Liberal sin ningún rezago nobiliario, haciendo valer "la voluntad del pueblo con la fuerza de su lanza", porque a través del ejercicio político las clases privilegiadas no asumían los cambios sociales y económicos que demandaba la población humilde del país.

Analizando la escalada del conflicto que produjo la Revolución de Marzo en 1858 derrocando el gobierno del general José Tadeo Monagas, entenderemos que el movimiento del 20 de febrero de 1859 lo que hizo fue darle el nombre de Federal a la guerra civil que ambos partidos venían disputando desde ese 5 de marzo de 1858. La unión de liberales y conservadores bajo el lema "fusión de los partidos y olvido de lo pasado", significó el ascenso al poder de los conservadores, que tras diez años en la oposición, desataron una persecución contra sus rivales sometiéndolos a prisión y al exilio. Esta pugna produjo el levantamiento de sectores campesinos simpatizantes con el Partido Liberal, en los Valles del Tuy, la Sierra de Aragua y Carabobo, los llanos de Barinas y Portuguesa, donde se hicieron célebres la partida guerrillera de los "Indios Guanarito" al mando del temible y sanguinario caudillo liberal Martín Espinoza.

El gobierno convocó la Convención Nacional en Valencia para redactar una nueva Constitución ese mismo año, como ésta tenía un carácter centralista, los liberales alzaron la bandera de la Federación para bautizar la guerra contra el partido conservador restaurado en el poder.

La opinión en el Partido Liberal estaba dividida en dos sectores. Uno protagonizado por campesinos y jornaleros sin tierras, que toman las armas por sus reivindicaciones, dirigidos por el general Zamora en una exitosa campaña que duró 11 meses. El otro sector encarnado por una oligarquía liberal, con sus esperanzas puestas en la negociación política para evitar la guerra, deciden combatir para reconquistar el poder sin hacer la revolución, esta facción estaba representada por el general Juan Crisóstomo Falcón, designado como "Presidente de la Federación en campaña". Los líderes de ambos partidos padecían de "miopía política" y se negaban a superar la realidad que padecía el pueblo llano. Por lo tanto la guerra era social, el odio y la desigualdad la hicieron inevitable. Ejemplo de esta "miopía", fue el mismo Presidente Julián Castro, quien se perdió en el camino al intentar proclamar la Federación desde su gobierno conservador con tal de mantenerse en el poder.

Asamblea de ciudadanos y gobierno cívico-militar

El general Zamora asimilando el carácter de la guerra, dejó la demagogia a los políticos y junto a las masas populares emprendió el plan que se debía seguir. La fórmula que empleó fue convocar asambleas de ciudadanos para elegir autoridades, de modo que la Provincia de Coro fue reorganizada con la forma revolucionaria de Estado Federal de Coro, con un Presidente electo por los ciudadanos, y un jefe de guarnición militar nombrado por Zamora. De esta forma el Ejército Federal pudo articular un método que permitió ganar la opinión política, garantizar la leva en masa de hombres, la importación de armas de las islas del Caribe, para iniciar la marcha al interior del país. Está fórmula la empleó Zamora en todos los territorios por donde avanzaba su ejército: Coro, Yaracuy, Barquisimeto, Portuguesa, y Barinas.

Así dirigió la guerra contra el Estado central, que tenía los recursos para derrotar la insurgencia, pero le faltaba una causa y un pueblo que la sostuviera. Durante 11 meses Zamora estableció el gobierno civil y militar, organizando las antiguas Provincias en Estados Federales revolucionarios, emitiendo decretos en materia de Bandera, papel sellado, rentas. Sostuvo una activa campaña de prensa, con el apoyo obtenido en Barinas de la imprenta de Henrique Avril, publicando por lo menos 108 números del Boletín Oficial del Ejército Federal de Occidente. En el oriente del país también se levantó un Ejército Federal liderado por el impertérrito guerrero de la Independencia, el general Juan Antonio Sotillo, junto a sus hijos los generales José y Miguel Sotillo, sostuvo la guerra hasta su final en el año de 1863, siendo protagonista de la guerra a muerte que practicaron los jefes militares del gobierno central contra los insurgentes.

La Guerra Federal: guerra de guerrilla como táctica

La Guerra Federal fue una guerra de movimientos donde prevaleció la guerra de guerrilla como táctica de combate. Tuvo como teatro de operaciones zonas focalizadas de los llanos de Barinas, Portuguesa, Apure, Guárico, Barcelona, y la región de Barquisimeto y Yaracuy cercanas a los puertos de Coro y Carabobo. Durante 5 años se escenificaron centenares de acciones de guerra: combates, escaramuzas, y asedios. Sin embargo, solo tuvo tres batallas formales: Santa Inés (Barinas 10-12-1859), Coplé (Guárico-Apure 17-02-1860), y Buchivacoa (Dabajuro 26 y 27-12-1862).

Cuando Falcón desembarca en julio de 1859 con un grupo de exiliados y logra levantar un ejército, en vez de abrir campaña sobre el centro del país para ampliar el radio de acción insurgente, decide internarse en occidente, buscando a Zamora, para obtener el reconocimiento de su jefatura como "Presidente de la Federación en campaña". El cisma era evidente en la Federación: un jefe militar dirigiendo las masas populares para enfrentar un enemigo opresor, y otro jefe dirigiendo a políticos, en pugna por ser reconocido para engrandecer su vanidad.

Zamora vence en la Batalla de Santa Inés el 10 de diciembre de 1859. Entre la persecución al Ejército Constitucional, y su asedio en Barinas por 12 días, los federales consumen las municiones y pólvora que tenían disponible. De ese ejército de 5.000 soldados enviado por el gobierno para destruir a Zamora en Barinas entraron 400 efectivos a la ciudad de Mérida. En su avance al centro del país en enero de 1860, el Ejército Federal se detuvo a tomar la ciudad de San Carlos, posición caracterizada por ser la llave de las comunicaciones entre el centro y la base de operaciones federalistas en los llanos occidentales. La guarnición fue emplazada por su comandante como una posición fuerte. Las cuatro esquinas de la plaza mayor fueron parapetadas y protegidas con cañones, en todas las casas de dos pisos fueron ubicados tiradores.

Para la toma de San Carlos los federales debían ejecutar un ataque bien planificado, ya que carecían de municiones necesarias para hacer una maniobra de fuego central. Zamora ordenó abrir boquetes en las paredes de las casas en forma perpendicular u oblicua, en dirección a la plaza mayor, para tomar la posición enemiga.

Mientras Zamora pasaba revista a las operaciones, el coronel Antonio Guzmán Blanco se lo lleva con la excusa de ser solicitado a una junta de oficiales. Al entrar al solar de la casa donde supuestamente era requerido, una bala le impacta en el ojo quitándole la vida en el acto. La historiografía venezolana no se atreve a abordar este tema. Lo cierto es que el único testigo de la muerte de Zamora fue Guzmán Blanco (intrigante figura que formaba parte del séquito personal de Falcón), quien enterró el cadáver en secreto, sin informar al estado mayor ni a los comandantes del ejército de Zamora.

La jefatura de todo el ejército quedó en manos de Falcón. Después de la capitulación de San Carlos, estando ya en Tocuyito, en vez de continuar la marcha para Valencia, ordena replegarse hacia El Baúl, a esperar al general Sotillo, para que lo reconozca como jefe del Ejército Federal. Después de la entrevista de ambos caudillos, Falcón ejecuta un movimiento absurdo: dirigió la marcha de aquel ejército victorioso hacia la guarnición de San Fernando de Apure, para asaltar sin municiones una plaza fuerte y artillada, con la excusa de obtener pertrechos allí.

En esa maniobra sin ningún concierto, los federalistas fueron sorprendidos por el Ejército Constitucional del general León de Febres Cordero el 17 de febrero de 1860 en la Laguna de Coplé, rompiendo los fuegos al rayar el alba, atacaron la posición, los federalistas habían acampado sin instalar patrullas de observación ni campos volantes para evitar la sorpresa. El Ejército Federal se salvó de una masacre total por la rápida formación de la caballería que desplegó el general Sotillo para proteger la retirada del ejército. Falcón no tenía ningún plan estratégico para llegar a Caracas y terminar con la guerra. Este jefe militar no estuvo a la altura que las circunstancias reclamaban.

La guerra continuó por tres años más, con el carácter de focos guerrilleros, limitando las acciones federalistas al asedio sobre los centros poblados, y las haciendas. La última batalla formal de la Guerra Federal, fue Buchivacoa librada el 26 y 27 de diciembre de 1862, en la vía que conduce de Dabajuro a Maracaibo.

En 1862 el ya general Guzmán Blanco asume como jefe de operaciones del Ejército Federal del Centro. La guerra tomó una nueva dirección culminando no con una victoria militar, sino con la tan anhelada negociación política, que le cerró la puerta a la revolución social y económica que el pueblo esperaba. El 23 de abril de 1863 se firma el Tratado de Coche, estableciendo el traspaso del poder del general José Antonio Páez al general Falcón, iniciándose el Gobierno de la Federación, con la aprobación de la Constitución Federal en 1864.

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