Los actores del golpe de Estado contra Chávez en 2002 son los mismos que buscan derrocar a Nicolás Maduro en 2018


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11 de abril

Ley Habilitante con leyes revolucionarias afectó intereses de la oligarquía nacional y consolidó la unión de Fedecámaras, la Iglesia, la CTV, los partidos políticos y las empresas privadas de medios

Prensa Mppdpsgg (Cindy Díaz/ 11.04.18).- Este abril de victorias se conmemoran 16 años del nefasto golpe de Estado en contra de la Revolución Bolivariana, presidida por el Comandante Hugo Chávez, quien para ese momento solo acumulaba tres años al frente del país. En los antecedente de una conspiración es necesario remontarnos a finales del año 2001, 10 de diciembre, cuando la oligarquía nacional y sus jefes Estados Unidos, impulsan un paro cívico nacional, que contó con el inédito apoyo de la Central de Trabajadores de Venezuela junto a Fedecámaras, liderada por Pedro Carmona Estanga.

Este paro buscaba obligar al Ejecutivo nacional rectificar sobre las 49 leyes aprobadas vía Ley Habilitante, que afectaban directamente los intereses de la oligarquía nacional. Además permitió la unificación de Fedecámaras, la CTV, las empresas privadas de medios de comunicación, partidos políticos y hasta la cúpula de la Iglesia católica, en un solo frente contra el Gobierno Nacional. Esta fue la primera de una serie de acciones desestabilizadoras que desencadenó en golpe de Estado, perpetrado unos meses más tarde en contra del presidente legítimo Hugo Chávez.

2002: oligarquía no descansa en lucha contra la Revolución Bolivariana

El primer trimestre del año 2002, la oposición venezolana liderada por los dirigentes desestabilizadores Henríque Capriles Radonsky, Leopoldo López y Julio Borges junto a los partidos políticos, empresarios y dueños de medios de comunicación, emprendieron un llamado sistemático a paro cívico nacional, que no cumplió la meta planteada de lograr la salida del Presidente de la República, Hugo Chávez del gobierno, pese a toda la maquinaria mediática empleada en tan absurdo objetivo.

Durante estos meses se hizo cotidiano escuchar cada noche el toque de cacerolas, aunque esta vez no era en las zonas más humildes, los barrios, sino en las urbanizaciones de clase media y burguesa, quienes descargaban su furia con las ollas, si se trataba de una cadena nacional. Al Comandante Chávez no le molestaba tal situación, más bien lo consideraba una forma de diálogo, aunque sentía una seguridad al saber que los sectores populares no se hacían eco de tal diálogo, el pueblo humilde demostraba que era un pueblo consciente de la realidad.

El 11 de abril el escenario ya estaba preparado para dar ese oscuro salto en la historia, se tenía el plan en marcha y la mesa opositora totalmente servida para dar la estocada final y cumplir el ansiado objetivo de derrocar la naciente Revolución Bolivariana. La inoculación de odio a través de los medios comerciales de comunicación hacia efecto y ese día las inmediaciones de Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA), en Chuao, se colmaron de miles de personas, se disponían a marchar sin rumbo exacto cegados por el sueño de retomar el poder político de la nación.

Ya para horas de la tarde el guión se desarrolla tal y como lo habían planificado meses antes los conspiradores, entre ellos generales de la Fuerza Armada Nacional (FAN), la extinta Policía Metropolitana (PM), jerarcas de la Iglesia católica, empresarios, y factores de la llamada "sociedad civil".

Los hechos violentos sorprenden a los simpatizantes de la Revolución Bolivariana, quienes se encontraban en los alrededores del Palacio de Miraflores en apoyo a Chávez y a su gobierno. Pasado el mediodía, se anuncia el desvío de la marcha opositora hacia Miraflores, donde se encuentra el pueblo bolivariano en defensa de su ideal.

Vale recordar que esta fatídica jornada dejo un total de 19 personas muertas y más de 100 heridos, debido a la siniestra agenda opositora que utilizó a la PM, mercenarios y francotiradores, como fuerzas de choque.

Ante el lente de las cámaras de las corporaciones mediáticas comprometidas con los intereses imperiales, se pretendió responsabilizar al líder bolivariano, Hugo Chávez.

El golpe de Estado se consumó en la madrugada del 12 de abril. Al Presidente de la República lo hacen prisionero, lo trasladan a varias comandancias hasta que finalmente lo detienen en la isla de La Orchila. Parecía que el plan se cumplía a cabalidad.

La mañana del 12 de abril, las empresas privadas de comunicación amanecen de fiesta, operativos de transmisión especial vitorean a los principales protagonistas, celebran que hay nuevo presidente, en medio del silencio, una tensa calma se apoderó de las calles y los dueños de medios de las corporaciones mediáticas tergiversan y ocultan la realidad en Venezuela y el mundo: la cartelizada programación solo transmitía dibujos animados. La cacería de brujas en contra de los funcionarios del gobierno chavista se impone.

Pedro Carmona Estanga, el seudo empresario petrolero y vocero de Fedecámaras se autoproclama, en un acto burdo, como Presidente; disuelve la Constitución Bolivariana y sus poderes públicos en cuestiones de segundos; la calma pasmosa de los sectores humildes se enciende, el pueblo lleno de dudas comienza a buscar respuestas.

Es el 13 de abril cuando las caretas comienzan a caer y la represión de los cuerpos de seguridad es desbordada por un sentimiento y una idea que sólo comprendía el pueblo que había despertado gracias a su líder Chávez, el Presidente de los pobres.

Así el pueblo venezolano firmó la historia contemporánea con la tinta indeleble de la valentía y la dignidad férrea que lo caracteriza desde los tiempos del Libertador Simón Bolívar. Desde ese hito histórico cada 11 tiene su 13, y cada año en abril se celebra la victoria popular y el rescate de la dignidad.

La Revolución Bolivariana en batalla permanente

Se pueda pensar que luego de los hechos del 11, 12 y 13 de abril, la paz y la calma reinaron en Venezuela, no fue pequeña cosa la lección del pueblo venezolano a sus adversarios. No fue así, desde ese momento el Imperio y sus aliados se dieron cuenta de que la Revolución Bolivariana liderada por Hugo Chávez, se afianzaba cada día más y que los resultados eran irreversibles, y que el apoyo de la población era realmente abrumador.

Los ataques a la República Bolivariana han sido incesantes y cada vez más inclementes que el anterior. El mismo año 2002, la oligarquía y la extrema derecha continúan su lucha por el poder y emprenden un golpe económico que paralizó la industria petrolera durante dos meses y generó pérdidas multimillonarias a la nación, además de sumir a la población en un caos por falta de gasolina, gas y el desabastecimiento progresivo de alimentos.

Una vez más el pueblo trabajador defendió al gobierno Bolivariano y vencieron el sabotaje petrolero, lo que dio inicio a la recuperación de la industria petrolera, en pro de la población.

El gobierno revolucionario que cumple 20 años al frente del país, ha tenido que superar innumerables ataques año tras año, producto de un golpe suave, que el 6 de junio de 2007 el Comandante Eterno Hugo Chávez explicó cómo "la mecha lenta que solo se aplica en países que cuenta con gobiernos populares".

A 16 años de esos días de abril, la revolución continua amenazada por los mismos enemigos a nivel internacional: Estados Unidos, en su empeño de mantener su patio trasero, cambian la cara de su presidente más no el libreto que han ido ampliando en contra de la nación venezolana, es curioso como desde el mandato del George W Bush el odio se ha incrementado, pasando por Barack Obama, quien tras una solapada diplomacia al finalizar su mandato declaró a Venezuela una amenaza inusual y extraordinaria, dando pie al actual gobernante imperial Donald Trump desatar toda su furia y odio racista, imponiendo sanciones asfixiantes al país, sumando aliados de la extrema derecha a nivel mundial.

Mientras puertas adentro a nivel nacional, los actores opositores siguen siendo los mismos, sus filas no se han renovado en casi dos décadas arrastrándolos a depender de las decisiones imperiales, y aún siguen sin consolidar un proyecto político que beneficie a la población.

Cada día que pasa los seudos líderes de la oposición se han sepultado en la política nacional, y más aún luego de los lamentables hechos de violencia que promovieron por todo el territorio nacional. No debemos olvidar la guarimbas de los últimos cinco años en contra del presidente obrero, Nicolás Maduro, quien ha sido blanco de los ataques más perversos y pertinaz de la historia.

La oposición venezolana consideró que con la partida física del líder supremo de la revolución sería más fácil derrotar al pueblo y su proyecto político, aunque aquí permanece un pueblo indómito, consciente, valiente y digno que luchará como aquel 13 de abril para mantener viva la Revolución Bolivariana como proyecto de vida de los venezolanos, que seguirá consolidándose después del 20 de mayo de este año.




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